lunes, 18 de agosto de 2014

Perdido en las Montañas I



La cueva estaba muy oscura, Axew no veía nada y se intentó levantar. Un calambre que le recorrió la pierna hizo que cayera de rodillas. Cerró los ojos y lo volvió a intentar, esta vez sujetándose contra la roca. Le dolía todo el cuerpo, pero no recordaba nada. “¿Qué ha pasado?” se preguntó, “¿Qué es esta cueva? ¿Y por qué me duele todo el cuerpo?”. Axew no recordaba nada, era como si le hubieran borrado la memoria, y tal vez lo hubieran hecho. Agarrándose bien a la roca, caminó hacia el exterior de la cueva. Cada paso que daba era como si le clavaran un millar de agujas ardientes. Después de lo que le pareció un interminable camino llego al exterior y se dejó caer al suelo. 

Alzó la vista hacia el cielo. Era de noche, las estrellas brillaban y no había ni una sola nube. La luna estaba más hermosa que nunca, redonda y brillante, parecía un ojo que le observaba desde el infinito. —Qué bonito —dijo en voz alta, si hablaba en voz alta no se sentía tan solo. Al bajar la vista vio todas las heridas que tenía, no lo había visto hasta ahora, dentro de la cueva estaba demasiado oscuro. Tenía un corte que parecía bastante profundo en la pierna, le dolía con solo mirarlo, aunque la sangre de la herida ya se había secado. Tenía un moratón en la cara, no se lo había visto, pero notaba el dolor con sólo tocarlo. También le dolía el estómago, aunque no sabía si le dolía más del golpe o del hambre que tenía. 

Ahora que la vista se había acostumbrado a la oscuridad de la noche empezaba a ver formas, y lo que vio fue un árbol de bayas. Se levantó con todas sus fuerzas para ir hacia allí pero otro calambre le recorrió la pierna y cayó. Esta vez no tuvo fuerzas para parar la caída y se dio un golpe contra el suelo, se quedó sin fuerzas, así que cerró los ojos y se durmió al instante. 

Soñó que le salían unas alas azules como el cielo matutino. Y volaba. Se alzaba en el aire hasta dónde vivían las nubes, y más lejos aún, se acercó tanto a la luna que la podía acariciar con la mano. Pero quería seguir volando, más allá donde tan solo las estrellas lo podían ver. Se sentía libre, podía ir dónde quisiera. Pero de repente las alas desaparecieron. Y cayó, vio las estrellas que cada vez se hacían más pequeñas, la luna volvía a tener el tamaño de una baya y el suelo cada vez estaba más cerca. —Axew —. Una voz le llamó una y otra vez. —Axew —. La oía tan cerca que parecía que la voz la tuviera dentro de la cabeza. Pero seguía cayendo. —Axew —seguía repitiendo. Cuando ya solo faltaban unos pocos pies para llegar al suelo cerró los ojos. Y se despertó. 

Volvía a estar dentro de la cueva, aunque la luz del amanecer empezaba a iluminarla. Estaba sudando, seguramente por culpa de la pesadilla. Se puso de pie, las piernas ya no le dolían tanto como antes. Entonces se fijó en ella. Una sombra estaba a su lado, flotando con las piernas cruzadas y los ojos cerrados. Axew se acercó. —P-Perdona —. Los ojos del Pokémon se abrieron de par en par y cayó al suelo. Axew se sobresaltó y cuando intentó apartarse también cayó. El Pokémon desconocido se levantó con agilidad y le tendió la mano a Axew. Con cierta desconfianza, Axew también le ofreció la suya y se levantó con su ayuda. —Me llamo Medicham, y tú eres Axew, ¿verdad? Te he oído decirlo en sueños—. Axew asintió. —Perdona si te he asustado, hace unos días te encontré inconsciente y tenías heridas muy graves, no sé mucho sobre heridas pero hice lo que pude para parar la hemorragia. ¿Qué te ocurrió? —. Axew no entendía nada, y pensar en ello le daba dolor de cabeza, tenía demasiada hambre para ponerse a pensar en todo aquello. —No... No lo recuerdo —. Acto seguido, Axew cayó de bruces al suelo. Medicham lo sostuvo como pudo. —¡Oye! ¿Estás bien? Debes de tener hambre, espera, te traeré algo de comida. Medicham se fue corriendo. 

Ilustración de @JoffreyLann

Unos minutos después Medicham volvió, aunque a Axew le habían parecido horas. Venía cargada de bayas, debían de ser del árbol que vio la noche anterior. Se las dejó en el suelo y se sentó a su lado. Axew cogió una y fue a abrirla con su colmillo izquierdo pero se dio cuenta de que lo tenía roto. Eso no le preocupaba, a los de su especie cuando se les rompía un colmillo les volvía a salir en poco tiempo, es más, volvía a salir más fuerte y resistente. Al final abrió la baya con el otro colmillo, que aún estaba entero. Cuando finalmente dio el primer mordisco notó el sabor dulce de la baya, debía de ser una baya zidra, normalmente eran más duras por lo que esas debían de ser bastante maduras. Mejor, Axew no estaba del todo recuperado y no podría hacer muchos más esfuerzos. 

Sin darse cuenta se comió todas y cada una de las bayas, hasta Medicham se quedó impresionado de que un Pokémon tan pequeño como Axew se hubiera comido tal cantidad de bayas. Pero él estaba feliz, se había llenado hasta arriba y además ya se sentía mucho mejor. Aunque... —Perdona si insisto Axew, pero tengo curiosidad, ¿qué te ocurrió para que acabaras tan malherido? —Aun que quisiera no podría decírselo. No recordaba nada de nada, ni siquiera dónde vivía, si tenía familia o amigos... Aunque por algún motivo sí recordaba su nombre. —No... No lo sé. No me acuerdo, lo he olvidado todo —. Medicham hizo una mueca a la vez que juntaba unas cuantas ramas que había traído junto con las bayas —. No te preocupes, quédate conmigo en estas montañas durante un tiempo, hasta que recuperes la memoria y descubramos quién eres y que te pasó —. Axew asintió con una sonrisa apenada.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Está muy padre dice mi hija ya vamos a la parte II

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